AUTOESTIMA
Debemos ser conscientes de quiénes somos y qué queremos. Y practicar esa conciencia, porque eso ayudará a ser clara con los límites de lo que queremos y lo que no. De respetarnos.
POR MARÍA LARDANI
9 DE SEPTIEMBRE DE 2021
Cualquier comentario que hagamos respecto a lo que no nos gusta de nuestro cuerpo, o una proyección de cómo nos gustaría que sea, será almacenado en nuestra mente. Y cuánto más lo repitamos más se nos grabará a fuego, sobre todo el concepto de criticarnos y la dificultad de aceptarnos.
¿Cómo aprender a querer nuestro cuerpo?
Vivimos expuestos y juzgándonos en base a imágenes de cuerpos que se dedican a verse bien, pero que no siempre están saludables. Para reconcectar con todo lo bueno que tenemos lo primero que podemos hacer es elegir una parte de nuestro cuerpo, una sola, pero que nos guste mucho. Puede pasar que nos cueste encontrarla, pero en cuanto la encuentres no la sueltes. Ámala exageradamente. Párate cada día frente al espejo y di en voz alta: Me encanta tal cosa de mi. Después de 30 días agrega una parte nueva, seguro será más fácil encontrarla, y así puedes ir agregando nuevas partes cada mes, hasta que sin querer te estarás mirando con unos ojos más amables y aceptando otras partes que tal vez no te gustan tanto.
Consecuencias positivas e inmediatas de aceptar nuestro cuerpo tal como es.
Cuando llegamos al punto de aceptar que este es nuestro cuerpo hoy, nos permitiremos transitar más tranquilas nuestras necesidades. Estando en un lugar de paz seguramente podremos ver más claramente cuáles son las verdaderas partes de nuestro cuerpo que queremos cambiar para llegar a nuestro estado de salud y felicidad óptimos, pero evitando condicionar nuestra autoestima a nuestra apariencia física.
Mejorar para estar más saludables lleva tiempo, pero siempre vale la pena.
Pasamos años enfrentándonos a las propias críticas y absorviendo imágenes de cómo deberíamos vernos. Siempre existe un punto en el que podemos mejorar por nuestra propia salud, y eso siempre es recomendable abordarlo, pero alejándose de lo estético. Seamos conscientes de que construir nuestra mejor versión siempre nos llevará a buen puerto, y que el tiempo y esfuerzo dedicados son la mejor inversión. Amemos la versión que somos hoy, porque es la que nos llevará, junto con muchísimos aprendizajes, a la versión del mañana.
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POR MARÍA LARDANI
La imagen corporal comienza en la infancia.
Nuestra imagen corporal surge de las opiniones, sentimientos y creencias que tenemos acerca de nuestro aspecto físico, y mientras crecemos es influído por los valores y mensajes que se comuniquen dentro de la familia. Aquí aprendemos a tratarlo y cuidarlo, y es donde nuestra opinión comienza a formarse. Si aún no las tenemos, necesitamos conseguir las herramientas que nos ayuden a construir una imagen corporal positiva.
Construímos y modificamos nuestra imagen corporal a lo largo de la vida.
Muchas veces aquello que creían nuestros padres, o sus carencias, son nuestra realidad de hoy. Y esto también se aplica a la percepción que tenemos de nuestro cuerpo. Pero no es necesario que nos quedemos con lo que no nos sirve o sentimos que nos hace infelices. La clave es lograr una tranquilidad que nos permita detectar realmente lo que nos molesta y tener la voluntad de mejorarlo. Siempre que sumemos hábitos saludables respecto a nuestra alimentación, la actividad física, lecturas interesantes, el buen descanso, las amistades, entre otros, la cuenta será positiva. Y si nuestro discurso es coherente respecto a que lo hacemos para llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos que podamos ser, viviremos en un mundo mucho más brillante y luminoso, que podría ayudar a la oscuridad de otros.
Somos mucho más que apariencia física.
Recordemos siempre que además de la apariencia física contamos con nuestras aptitudes, creencias y habilidades que son las que nos completan como individuo. Darle toda la importancia a nuestro aspecto físico no sería rentable al final del día, porque nos estaríamos perdiendo gran parte de la magia que nos hace únicos. Seguro puedes pedir a tus amigos más cercanos, o la familia, que hagan una lista de los aspectos de tu personalidad que más les gustan de ti y habrá alguno que tal vez ni tu misma habías pensado. Cuando lo descubras, abrázalo y protégelo. Eres suficiente tal y como eres.
Ante cualquier duda puntual, o para contar con herramientas que se ajusten a tu caso siempre es recomendable consultar la opinión de un profesional de tu confianza.